www.infobae.com — Era un verano como cualquier otro en Nueva York. Corría el año 1955, más precisamente el 2 de julio, cuando los pasajeros del vuelo 914 con destino a Miami, se embarcaron con la idea de disfrutar de unas plácidas vacaciones.
Las condiciones eran óptimas y el capitán se los comentó por altoparlante antes de despegar.
Todos estaban felices y dispuestos a pasar unos hermosos días de sol en las playas de Florida, aunque otros viajaban para visitar parientes e incluso a trabajar. Faltaban tres horas para aterrizar.
A través de las ventanillas, los pasajeros observaban la vista desde lo alto.
El tiempo pasaba y el aeropuerto para aterrizar no aparecía. En Miami, tanto el personal como los familiares de quienes viajaban comenzaban a inquietarse. En la torre de control del aeropuerto no habían recibido noticias del 914.
Debido a la sorprendente demora, los controladores de tráfico aéreo tomaron la decisión de contactar con la torre de Nueva York.
Sin perder ni un minuto, los equipos de búsqueda se desplegaron para hallar la aeronave.
¿Se había estrellado el avión? ¿Había caído al océano Atlántico con todos sus pasajeros y la tripulación? Aunque la Guardia Costera hizo un rastrillaje completo, no aparecieron restos del avión. Varios días de búsqueda después, seguía sin aparecer novedad alguna.
No olvidemos que 61 personas viajaban en el desaparecido avión, sumando pasajeros y tripulantes.
Al no hallarse restos -ni restos humanos- no podía afirmarse que el avión se había estrellado. Sin embargo, unos meses más tarde se realizó el anuncio oficial. Se consideró que todos -azafatas, pilotos y pasajeros- habían muerto.
Caso Cerrado ¿O No?
Devastados por el comunicado oficial, vivieron 37 años sin poder hacer el duelo correctamente.
Nadie vio venir el desenlace definitivo, que llegó demasiados años después. Casi cuatro décadas transcurrieron sin obtener absolutamente ninguna noticia, hasta que un día ocurrió lo impensable. Personas de todo el mundo quedaron conmocionadas por los hechos.
Han pasado 37 años. Como todas las mañanas, Juan el controlador aéreo en funciones comenzó su día café en mano.
Entre sus tareas se encontraba el revisar que todos los vuelos programados llegaran en las condiciones correctas. Mientras todo se desarrollaba normalmente, Juan debió soltar su café de repente: había un punto no identificado en el radar.
Juan no salía de su estupor ya que la situación salía de todos los parámetros normales.
“¿Habré cometido un error?” se preguntó una y otra vez. Decidió entonces llamar a sus colegas para pedir una segunda opinión y asegurarse de que no estaba loco. Todos vieron lo mismo que él.
Unos momentos después ya contaban con algunos datos sobre el punto misterioso en el radar.
Los controladores comenzaron a elaborar conjeturas, pero decidieron ver el objeto con sus propios ojos desde las ventanas de la torre. De repente, sonó el teléfono. Era un llamado desde el avión.
¿Dónde Estamos?
Todos quedaron en silencio alrededor del altavoz. “¿Dónde estamos?”, preguntó una voz ansiosa.”.
La respuesta les heló la sangre: “Vuelo número 914, Aerolíneas Pan American desde New York con destino a Miami. 57 pasajeros civiles y 4 tripulantes”. En la torre de control todos estaban completamente atónitos.
El equipo de control aéreo no salía de su asombro. Se cuestionaban acerca del aspecto antiguo de la aeronave.
La comunicación con el 914 siguió adelante. El piloto del avión de Pan Am dijo: “El vuelo originalmente estaba programado para llegar a Miami el 2 de julio de 1955 a las 9:55 AM.”
Por supuesto que las primeras reacciones del equipo en la torre de control fueron de pánico.
Las preguntas se acumulaban en sus gargantas a medida que el avión se acercaba a la pista. En ese momento, Juan cayó en la cuenta de que debía despejar la pista para un aterrizaje inesperado.
Sobre la pista, el personal especializado ya estaba listo para acomodar a la tripulación y a los pasajeros civiles.
Ahora era el momento de ocuparse de las dudas. Volvió a contactarse con los tripulantes de cabina y les realizó una pregunta inocente: “¿usted sabe que hoy es 21 de mayo de 1992?”.
Tras las palabras de Juan, se produjo otro silencio incómodo. El piloto habló, esta vez notoriamente confundido.
El grito fue ensordecedor: “¿De qué rayos hablas?”. Juan oyó algo en la voz del piloto que lo incomodó. Decidió que era urgente y necesario que la evacuación del avión se haga lo antes posible.
La radio de la torre de control emitía con claridad los gritos de pánico que provenían desde dentro del avión.
La radio de la torre de control emitía con claridad los gritos de pánico que provenían desde dentro del avión. Alcanzaron a escuchar al piloto que ordenaba que todos se quedaran quietos. “Nos marchamos ahora mismo” dijo antes de cortar la comunicación.
El controlador de vuelo utilizó todas sus herramientas como orador para convencer al piloto de que se detenga.
Todo fue en vano. Juan se rindió y todos en la cabina quedaron inmóviles. El avión continuó aumentando la velocidad, alejándose del aeropuerto de Caracas, en Venezuela.
Los compañeros de Juan y él mismo siguieron el punto en el radar con la vista. Aún seguía allí.
El sentimiento era de estupor e intranquilidad. Todos habían visto con sus propios ojos toda la situación: un avión que llega y luego desaparece en el horizonte. Luego, la situación se haría conocida y conmocionaría al mundo.
Desde ese día y hasta hoy, nada se sabe del vuelo que aterrizó aquel día en Caracas.
Desde la primera plana, el suceso fue disminuyendo su importancia hasta ser un pequeño texto en la página de curiosidades. Las preguntas jamás fueron respondidas.
No fueron pocas las personas que se interesaron por esta curiosa historia.
En Estados Unidos, algunos medios comenzaron a afirmar que el avión había regresado a Nueva York, la ciudad desde la que había despegado en el año 1955, y que los pasajeros no habían envejecido. Pero esta historia jamás pudo ser comprobada.
Los aficionados a las teorías conspirativas no tardaron en convertirse en expertos de la historia.
Un agujero de gusano es una especie de “atajo” a través uno viaja a mayor velocidad que la luz en el espacio. Si el avión encontró uno de estos, podría haberse trasladado en el espacio y el tiempo sin notarlo.
Nuevamente surgió el Triángulo de las Bermudas como una posible explicación para un fenómeno extraño.
Como en todos los casos que se le adjudican, no hay pruebas concluyentes de que la desaparición-aparición y desaparición del vuelo 914 tenga relación con esto. ¿Tan lejos de la verdad estaban los investigadores?
Todo comenzó a volverse cada vez más confuso, y la verdad estaba muy lejos de ser descubierta.
Todo comenzó a ser cuestionado, incluyendo el calendario que había sido hallado en la pista aérea. Las teorías se diversificaron y no faltó quien culpe a seres extraterrestres por lo que sucedió.
La historia fue publicada en el Weekly World News junto a una foto de Juan y fue primera plana.
En 1992 la historia “se repitió” y el mismo medio volvió a publicar exactamente lo mismo, pero esta vez la foto de Juan era diferente. Todos los indicios apuntaban a que el diario mentía.
Recordemos que los testigos no existían y tampoco ningún tipo de prueba.
Creemos que en la actualidad algo así no podría suceder. La velocidad y la magnitud de internet haría difícil que la gente no se diera cuenta de una noticia repetida.
En 1992 la historia tuvo mucha más repercusión que en 1985.
Las personas que suelen aferrarse a las teorías conspirativas eligieron creer la historia, por lo que la hicieron crecer con los años y le agregaron algunos detalles. También aparecieron los “científicos” que presentaron pruebas.
El investigador hizo un esfuerzo por encontrar pruebas sobre lo que sucedió con el vuelo Pan Am 914.
Aunque le costó creer la historia, encontró detalles fascinantes de varias fuentes, como el calendario, informes de vuelo y otros documentos relacionados con la desaparición del vuelo 914…
Todas las contradicciones que rodean al caso hacen pensar que se trata de un completo engaño.
Algo hace que las historias de aviones, ya sean caídos o desaparecidos, genere un interés particular de la gente. Como consecuencia, existen varias historias de aviación con circunstancias misteriosas y detalles que resultan, muchas veces, difíciles de creer.
54 pasajeros viajaban desde Argentina hacia el país vecino, el día 13 de octubre de 1972.
Entre los tripulantes, un equipo completo de rugby se dirigía a Santiago para un partido. Su presencia y valores deportivos serían fundamentales para el desenlace final de la historia.
Creyéndolo normal, todos continuaron tranquilos hasta que la situación se hizo verdaderamente insostenible.
Comenzaron los gritos de terror y el pánico se adueñó hasta del aire dentro del avión. Los pilotos, las azafatas y todos los demás vieron la muerte a los ojos. Finalmente, avión, equipaje y tripulantes cayeron al vacío.
De todas las personas que viajaban, tan solo 16 sobrevivieron a la tremenda caída.
De todas maneras, el impulso de la vida se adueñó de ellos. Aunque se encontraban en el medio de la cordillera, harían todo por regresar vivos. Pero la temperatura era demasiado baja y las esperanzas comenzaban a disminuir.
No, no es el plan para una cena romántica.
No, no es el plan para una cena romántica. Es lo único que encontraron en los restos del avión los sobrevivientes. Las raciones no alcanzarían para mucho, y sería necesario racionar cuidadosamente el alimento y la bebida.
Luego del vano esfuerzo por hallar al menos los restos del avión, las autoridades decidieron dar de baja el operativo.
Quienes conocían del tema suponían que los cuerpos de los tripulantes fallecidos comenzarían a aparecer en los meses del verano, que en esta zona se desarrolla entre diciembre y marzo.
¿Recuerdas que te contamos que en el vuelo iban jugadores de rugby?
Sin embargo, no había otra salida que tomar el riesgo. Dos meses después del accidente, los jóvenes emprendieron su viaje en búsqueda de ayuda. A esta altura, algunos de los sobrevivientes estaban enfermos.
Los jóvenes habían caminado entre las montañas durante más de diez días.
Los sobrevivientes que quedaron en el campamento comenzaban a perder las esperanzas. Enfermos, débiles y desesperanzados, vivieron los peores días de sus vidas. Ellos se motivaban pensando en que los dos valientes aventureros conseguirían algún tipo de ayuda y volverían a buscarlos pronto.
Mientras tanto, los jóvenes que partieron entre la nieve se encontraban agotados física y mentalmente.
De repente, lo impensado. ¿Estaban viendo bien? ¿Realmente estaban viendo a esos tres hombres a caballo cruzar un río de montaña? Comenzaron a pedir ayuda a gritos. Uno de los hombres gritó “mañana”. Simplemente no podían creerlo.
72 días después del accidente, 16 sobrevivientes fueron rescatados. Algunos estaban enfermos y heridos.
Por su parte, el vuelo 914 sigue siendo un enorme misterio a pesar de todos los intentos por explicar su destino. ¿Secuestro alienígena? ¿Triángulo de las Bermudas? ¿Y tú qué crees que pasó?
www.infobae.com (02-12-24)