“DELENDA EST IGLESIA CATÓLICA”

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“DELENDA EST IGLESIA CATÓLICA” (paráfrasis del dicho de Catón el viejo, “Delenda Est Caratago”)

El epígrafe significa “La Iglesia Católica debe ser destruida”.

Delenda est, en su uso actual, se refiere a algo que debe perseguirse sin descanso para su eliminación, que es coincidente con Teddy Roosevelt, quien en su visita a la Argentina en 1913, dijo: “mientras la Iglesia Católica, sea preeminente en América Latina, nunca la podremos dominar”.

A partir de ello, se entiende la catarata de iglesias pentecostales, testigos de jehová, electrónicas y otras, que se  radicaron en estos lares, financiadas por agencias de EE.UU., hoy con miles de millones del Estado.

No hay dudas que este cambio identitario, cuenta con la adhesión del Gobierno Provincial y Nacional.

En el caso de la deformada constitución santafesina, por el artículo 3°, se eliminó la religión católica como oficial y en el orden nacional se habla de derogar el artículo 2° de la Constitución Nacional, que dice: “El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano”.

La Iglesia más allá de sus errores y horrores, siempre estuvo presente en el espíritu y sentimientos del pueblo argentino, como factor de cohesión e identidad nacional.

Aportando a los procesos independentistas y sociales, que configuraron al país, como insignia y bandera, elevadas por nuestros ejércitos y pueblos en sus luchas. Con esta exclusión se está tronchando un eje enraizado en la historia, tradiciones, esencia, sentires y culturas populares. El odio a Francisco también es indicativo de ello.

La pobre visión geopolítica y estratégica, configura una rendición al mandato imperial, no dejando ver que notables líderes mundiales, reforzaron su alianza con las instituciones religiosas históricas y mayoritarias en sus países.

Veamos: Putín, ha forjado una sólida unión con la Iglesia Ortodoxa Rusa, para la defensa de su integridad nacional, quién no sólo es practicante, sino que exige para la paz con Ucrania, el respeto total de dicho culto. En la India Narendra Modi, reivindica el nacionalismo hinduista como norte de su gestión.

En China, Xi Jimping, mantiene un vínculo estratégico y político entre modernización, militarismo y confucionismo, habiendo encarado la mayor recopilación de sus escritos en el Proyecto “Canon Confuciano”.

Los mandatarios de EE.UU. viven hablando de Dios, aunque no son practicantes.

Israel, como ejemplo nefasto, lleva adelante el exterminio en Gaza, a partir de sentirse el pueblo elegido de Dios.

Rusia, India y China han entendido, que los pueblos necesitan aferrarse a creencias espirituales y supremas, que le den cohesión e integridad en su marcha hacia su propio destino.

Coincidiendo y mucho con lo afirmado por el Dr. Jorge Luis Pellegrini, en su excelente libro HUELLAS, los invasores atacan la historia nacional, su folklore, sus idiomas y sus religiones, lo que configura nuestra identidad nacional, con el argumento de la libertad de cultos, y resalta la decisión de Belgrano de poner su ejército bajo la tutela de la Virgen de la Merced, a la que nombra Generala y aconseja a San Martín que cuide y respete los sentimientos religiosos de la población y de sus tropas.

Tan es así, que Rusia y China enterraron la frase “La religión es el opio de los pueblos” de Karl Marx.

Para los desprevenidos, digo que no tengo relación con la Iglesia Católica, ni soy su vocero, simplemente trato de ver un poco más allá del pasajero humo del relativismo imperante, aunque pueda equivocarme.

No dejo de preguntar cómo tendríamos que denominar a Santa Fe de La Vera Cruz, en la que la I.C. tuvo mucho que ver con su existencia y continuidad de siglos. Tal vez su nombre debería ser “Justa Creencia de la Verdadera Aspa”.

Nota: Ricardo Mascheroni