EL IMPACTO DE LAS MAESTRAS JARDINERAS EN LOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA

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En el marco del Día de los Jardines de Infantes, una maestra jardinera comentó su experiencia y reflexiones sobre la profesión, destacando la importancia de formarse constantemente y el vínculo especial que se crea con los niños y sus familias.

Los corazones crecen, se ensanchan y se llenan de recuerdos y esperanzas por los días venideros. Este Día de los Jardines de Infantes y las Maestras Jardineras se celebra con los niños caminando por las calles de la ciudad, acompañados de sus maestras y sus padres cerca. El latido indispensable de la vocación se siente más fuerte que nunca. Hoy, la maestra jardinera Lorena Jara compartió su testimonio, quien da un vistazo íntimo a su labor diaria.

Los jardines de infantes amanecieron con frío, pero con el bullicio habitual de los pequeños. Las sillas, desordenadas por el juego y la exploración,  con la llegada de sus pequeños ocupantes. La bandera, saluda a las pequeñas manos que la izán, simplemente ondea al viento de esta mañana de mayo, recibiendo los saludos chiquitos. Pero en este lugar las maestras jardineras son las arquitectas de estos corazones en crecimiento.

La labor de las maestras va más allá de enseñar; cultivan el amor por el aprendizaje, fomentan la curiosidad y guían a los niños a través de sus primeros pasos en la educación.

Lorena Jara, maestra jardinera del J.I.N. N° 12 con 19 años de experiencia, compartió su testimonio en Radio Ciudad: “Día a día, con lo que nos encontramos en el jardín en las salas, es un mundo maravilloso. Es la profesión más linda. Amo mi profesión. Amo las salas porque es trabajar día a día con los bebés, que están en su primer desapego de la familia y se encuentran con nosotros”.

Lorena Jara enfatizó la importancia del apoyo y la confianza de las familias en este proceso: “La diferencia la siento en las edades de las salas, en la dinámica de cada una, pero siempre y cuando contemos con el acompañamiento de las familias, todo es más llevadero. A cualquier padre que le toque despegarse de su hijo es lo más difícil, sobre todo cuando son chiquitos. Les cuesta despegarse de la familia para comenzar el jardín, siempre y cuando tengamos el acompañamiento y nos den la seguridad”.

Pero ser maestra jardinera también implica un constante aprendizaje y adaptación: “Necesitamos formarnos constantemente, buscar nuevas estéticas y contenidos, un nuevo diseño curricular que estamos aprendiendo y empapándonos de eso para brindar nuevas oportunidades a la realidad que vivimos hoy en día”, dijo.

Finalmente, Lorena destacó el vínculo especial que se crea entre la maestra y los niños: “Vamos a morir con el título de “Señorita” porque creo que los años pasarán y ya llevo 19 años en el ejercicio de la docencia. Y que nos digan “Seño”, yo me encuentro con chicos que son amigos de mi hijo de 15 o 16 años y me dicen “seño”, y siempre vamos a ser la señorita”.

El Día de los Jardines de Infantes y las Maestras Jardineras es un recordatorio del invaluable trabajo de estas profesionales, que con amor y dedicación, moldean los corazones de los más pequeños, preparándolos para el mundo que les espera.