TERRENOS DE LA ESTACIÓN BELGRANO: “LOS DEPREDADORES ACECHAN”

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Ricardo Luis Mascheroni -2025- …..  “Antes los arquitectos luchaban contra el statu-quo; ahora se ponen al servicio del mercado, aceptando ser utilizados por los que especulan con el suelo.” Oriol Bohígas

Sobre esos terrenos, quiero hacer las consideraciones siguientes, ya que nadie puede desconocer que estamos en presencia de un Poder Ejecutivo Nacional, que ha manifestado su intención de destruir el Estado, y para ello arrasa el patrimonio nacional y empobrece a la mayoría de nuestro pueblo.

En ese contexto, la discusión sobre esos bienes, significan un aval a esas políticas, más teniendo en cuenta que el Municipio carece de un proyecto de ciudad serio de cara al futuro y todo se resume a la posibilidad de negocios fabulosos, para aquellos que desde siempre se benefician con la depredación de lo público.

Pepe Eliaschev, (Sobrevivir en Buenos Aires) decía que la urbe se transformó: “en una ciudad insultantemente desmejorada por la avidez de la especulación edilicia y por una opinión pública en la que a menudo prevalece la ignorancia organizada”.

“Hechos consumados emergen y mueren cada día ante la mirada atónita del ciudadano autocondenado a la marginalidad expectante. En ocasiones, oportunas denuncias periodísticas, movilizaciones de vecinos preocupados e intervenciones de políticos conscientes, evitan de última la ocupación de terrenos municipales”.

“La doctrina del downsizing (empequeñecimiento para maximizar ganancias) asume contornos espantosos en la vida cotidiana, cuando la gente admite, tolera y hasta aplaude el afeamiento deliberado”.

Las ciudades resumen “experimentos, vinculados a una desregulación acompañada de una enérgica y desequilibrada reducción del Estado”. “Barrios desnaturalizados por excrecencias metastásicas, parques arruinados por el abandono, especulación edilicia sin restricción ni límites, la desaparición de toda intención estética, parece hablar de una poética mezquina que sólo rinde homenaje a la lascivia de la máxima rentabilidad posible.”

“Las urgencias se acumulan y se potencian en el contexto de una época pautada por el imperio de un laisser-faire urbano que convirtió” a la ciudad “en laboratorio ideal para concretar especulaciones inmobiliarias y aventuras toleradas por una permisividad sin límite”.

“Se consolidó la hegemonía de la rentabilidad urbanística: se protege aquello que deja ganancia o al menos, no implica inversión social, mientras que se estimula o tolera todo tipo de arbitrariedad, aun cuando se agravie derechos personales o normas comunitarias. Son intervenciones que articulan una poética de los hechos consumados, una suerte de salvaje pragmatismo para el cual la modernización sólo puede consumarse en términos de exclusión social.” Esa especulación es un problema de Estado y social, ambiental y de derechos humanos.

Nuestra ciudad ya lo ha visto y vivido, con el MASTERPLAN, la apropiación de las 55 ha. del puerto y el parque Alberdi, hoy devenido en cochera, entre otros ejemplos, que ha beneficiado a los sospechosos de siempre.

En el caso y ante la confusión general y la falta de definiciones concretas, lo único racional que debería resolver el Concejo Municipal de Santa Fe, en defensa de los vecinos, es establecer UNA MORATORIA SOBRE EL DESTINO DE ESOS BIENES Y UNA PROHIBICIÓN DE INNOVAR SOBRE LOS USOS ESTABLECIDOS.

Si así lo hicieran, el futuro de la ciudad les estará agradecido.

MUMFORD, Lewis, La Carretera y la Ciudad, -autor que debería ser más leído- decía “Por desgracia hay enormes intereses creados para hacer de la naturaleza un infierno, y se gana muy poco dinero o nada, con dejar las cosas tal como están. De manera que es fácil ver cuál será el lado que pierda en un país dominado por el concepto venal de una economía siempre en expansión. La destrucción de la vecindad puede ser organizada con fines de lucro”.  

Para tranquilizar, dirán, que harán los estudios de impactos, que eviten externalidades negativas. El Dr. Ramón Margalef con respecto a las (EIA) decía. “la importancia que se da a las evaluaciones de impacto ambiental es excesiva. Por lo demás esas se suelen archivar y olvidar una vez cumplida su misión de aquietar algunas conciencias o cumplir un formalismo de rutina.” Los estudios: “se hacen para cubrir un expediente, hacen algo de propaganda y formulan algunas propuestas cosméticas y, como contribución positiva, piden prudencia y vigilancia.”  En similar sentido se expresaba Aldo Leopold, iniciador de la Ecología aplicada en el mundo.

Parafraseando a Chico Mendes, me animo a decir que: El urbanismo sin lucha social, es sólo negocio inmobiliario.

Ricardo Luis Mascheroni -2025-